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Una espiritualidad desde la liturgia cantada

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                La vida del cristiano debe ser un continuo caminar para alcanzar en sí mismo la estatura de Cristo, es decir, llegar a encarnar en su vida propia las palabras del apóstol “ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí”(Gal 2,20). Llegar a reflejar en nosotros, ante el Padre, la imagen de su Hijo amado es una labor en la que el cristiano deberá dedicar todos sus esfuerzos y representar para él una santa obsesión: llegar a alcanzar la estatura de Cristo según la voluntad del Padre.                 Este trabajo, que al cristiano le ha llevar toda la vida, es lo que en teología espiritual se conoce como el camino ascético y místico de la vida cristiana, camino con el que permitimos que Dios vaya labrando en nuestra vida mediante su Espíritu Santo la imagen de su Hijo amado en nosotros, en esta labor, nosotros sólo ponemos de nuestra parte la cooperación de nuestra libre voluntad y total entrega a su plan divino, casi nada, pero si no ponemos de nuestra parte esa “ca